Arthur Rogers es un esposo desempleado y un padre borracho que no tiene dinero para una celebración navideña . El título de entrada nos describe la situación como "Sin trabajo, Para el padre miseria y necesidad. Esa es la suerte de la familia". Helen Rogers, su esposa, llora con su hija por su pobreza. Arthur se marcha para acudir a la taberna. Le pide al cantinero que le sirva y ponga el coste de la consumición en su cuenta, a lo que él se niega. Dos clientes lo invitan a su mesa y le pagan las bebidas. Se intoxica y regresa a casa con una esposa e hija asustadas. En el subtítulo dicen de Arthur; "Impotente, el padre abandona la casa llena de dolor". Escribe una carta: "Querida Helen, estarás mejor sin mí. Me voy para siempre. Que Dios te ayude, Arthur. Él desliza la carta por debajo de la puerta antes de irse. Helen toma la carta para leer sus palabras mientras que Arthur regresa al bar, donde bebe hasta el punto de perder el conocimiento. El camarero lo levanta, literalmente, y lo arroja afuera. Helen y su hija salen de la casa para ir a una agencia de empleo, pero son rechazadas. Regresan a la casa y encuentran que el hijo se comió su única comida: una pequeña barra de pan. Su brazo también está, inexplicablemente, en cabestrillo.
Un abogado se detiene en la casa de Helen para informarle de unos litigios que se han resuelto, y ahora ella es la beneficiaria de la herencia de su difunta tía. Ella y los niños están encantados. Vemos a Helen con un lujoso sombrero, mientras los abogados la llevan a su nuevo hogar. Está amueblado con lujosos adornos, pero su único defecto es que no tiene chimenea. En Nochebuena, Helen les dice a los niños que Santa Claus llegará a través de la ventana. Lleva a los niños a la cama, rezan y ella los besa antes de meterlos en la cama. Los niños se escabullen de la cama para colocar una trampa junto a la ventana. El propósito de la trampa no está claro, pero la conclusión lógica nos dice que es hacer que Santa tropiece y caiga, provocando un alboroto, y así presenciarlo para probar su existencia. Helen compró un disfraz de Santa y felizmente considera vestirse elegante para engañar a sus hijos haciéndoles creer que Santa es real. Rápidamente se entristece al darse cuenta de que el disfraz debe ser usado por un hombre, es decir, su esposo. Ella no sabe que su esposo ahora se gana la vida como ladrón. Él llega a la mansión y entra a través de la ventana, sin saber que ahora pertenece a su esposa. Arthur queda atrapado en la trampa. Helen descubre el intento de robo de su marido contra ella y sus hijos, se sorprende y él se avergüenza. Arthur le ruega que le deje volver con ellos, y ella acepta después de una larga consideración. Arthur interpreta a Santa Claus para sus hijos.